Hola, soy Mofly. Tengo un año y quiero contarte algo que llevo guardando mucho tiempo… Cuando tenía solo dos meses, me quedé solo. Mi mamá desapareció y yo, tan chiquito, me encontré perdido en un mundo grande, frío y lleno de ruidos que daban miedo. Nadie me vio entonces. Nadie me rescató cuando era ese bebé de mirada inocente que solo pedía un abrazo y un lugar seguro. Ahora soy un joven precioso, sí, pero cada vez que hay adopciones, veo cómo todos miran primero a los bebés nuevos: tan chiquitos, tan adorables… ¡Y claro que lo son! Pero yo también lo fui, aunque nadie me vio. Y ahora me toca competir con esos cachorritos, con sus ojitos recién abiertos y sus patitas torpes. A veces pienso: “¿Y si alguien me hubiera encontrado a los dos meses? ¿Y si me hubieran dado la oportunidad de crecer en brazos humanos, de conocer desde pequeño lo que es una familia?”. Pero bueno… la vida me enseñó a esperar. Y ahora, con un año, sigo soñando con lo mismo: un hogar. Quiero una familia donde por fin pueda ser feliz. Donde me dejen descubrir lo que es una siesta en el sofá, una caricia sin miedo, un nombre dicho con cariño. Me encanta la compañía felina, así que me gustaría vivir con otro gato, alguien con quien compartir juegos, siestas y confidencias gatunas. ¿Y si me miras tú? ¿Y si esta vez, sí soy yo el que te roba el corazón? Soy Mofly. No soy un bebé, pero estoy más que listo para darte todo mi amor. ¿Y si esa persona eres tú? Adopta a MOFLY