Ginger fue uno de esos casos que se cruzan en tu camino sin poder evitarlo. Tanto tanto, que ella misma llegó a los alrededores del refugio. Miraba desde el exterior de la valla, estaba en los huesos, con mucho miedo y desconfianza, pero a la vez supo que había llegado al sitio correcto. Haciendo un camino de comida hasta el interior