Zoe llegó a nosotras cuando era un bebé de apenas dos meses de edad, había sido recogida en la calle en un estado lamentable y muerta de miedo pero gracias al trabajo de nuestros educadores Zoe volvió a confiar en el ser humano. Por desgracia, en todo este tiempo nadie se ha fijado en ella... Zoe ha pasado desapercibida ante los ojos de todo el mundo y ella se ha quedado esperando mientras veía como todos sus compañeros/as se marchaban adoptados. Zoe merece un hogar y una familia que le de todo el amor que nunca nadie supo darle cuando era un bebé.