Mordeduras de gato: Consecuencias y tratamiento

Sufrir una mordedura de gato es algo que suele tomarse a la ligera, sobre todo si se compara con las mordeduras de perros. Si bien estas últimas pueden dejar una apariencia de mayor peligro o urgencia, lo cierto es que los mordiscos de gatos han dejado a más de una persona en hospitalización durante unos cuantos días.

Aunque las heridas que ocasionan son más pequeñas, siguen siendo igualmente peligrosas, independientemente de que el gato esté o no vacunado, sobre todo cuando se trata de un gato perdido en la calle. En este sentido, no está de más aprender a distinguir los síntomas de una infección por mordedura de gato y conocer los tratamientos más adecuados.

Mordeduras de gato

Un error común es considerar los mordiscos de un gato como algo de poca importancia por el simple hecho de tenerlos bien cuidados. Y es que, después de todo, incluso con todas sus vacunas y revisiones médicas al día, los gatos tienen en sus bocas múltiples bacterias potencialmente peligrosas para la salud humana.

Mi gato me ha mordido y no está vacunado

La rabia no es una enfermedad exclusiva de los perros. Otras mascotas también pueden contraerla y los gatos no son una excepción. 

En este sentido, si tu gato te ha mordido y no está vacunado, tendrás que acudir inmediatamente al médico y exponer tu caso. Cabe la posibilidad de que te debas aplicar la vacuna profilaxis posexposición (PEP) contra la rabia.

La rabia es una enfermedad mortal para los humanos, y más vale prevenir que lamentar. En cualquier caso, esta es solo un ejemplo de las muchas afecciones que puedes padecer a partir de la mordida de un gato, independientemente de que el felino ya haya sido vacunado y tenga óptimos cuidados de salud general.

Consecuencias de la mordedura de un gato

Las mordeduras de gatos y sus consecuencias pueden variar según distintas variables a tener en cuenta. 

El ejemplo más claro es el de las mordidas de gatos sin vacunas, que conllevan  riesgos más peligrosos (como una infección por tétanos u otras enfermedades) por las bacterias presentes en estos animales.

Sin embargo, la consecuencia más común de una mordedura de gato es la infección de la propia herida, que en la mayoría de los casos es producto de una combinación entre el mal cuidado (o descuido total) y la proliferación de bacterias en la herida.

Mordedura de gato infectada

Una mordedura de gato infectada es potencialmente mortal si no se aplican los cuidados médicos necesarios lo antes posible. De hecho, es relativamente normal que este tipo de infecciones requieran una hospitalización de aproximadamente tres días, dependiendo de la gravedad en cada caso.

La supervisión médica se vuelve crucial porque algunas veces los antibióticos no surten efecto ante las infecciones por mordedura de gato. De hecho, hay casos en los que se necesitan procedimientos especializados para la extracción del tejido infectado e incluso cirugías reconstructivas.

Síntomas de infección por el mordisco de un gato

Dependiendo del tipo de infección que se produzca, lo que a su vez depende de las bacterias que porta el gato en cuestión, los síntomas de infección por mordedura de gato pueden variar entre:

  • Inflamación y enrojecimiento en torno a la zona mordida.
  • Sensación de calor en dicha zona.
  • Dolor punzante.
  • Movilidad reducida de las articulaciones cercanas a la zona.
  • Expulsión de pus.
  • Dolor de cabeza.
  • Confusión, fatiga y mareos.
  • Fiebre y malestar general.

Los tres últimos síntomas son aún más comunes en los pacientes que han sido infectados con rabia por el animal. Por eso hay que prestarles especial atención y, en caso de presentarse cualquiera de estos signos, acudir de urgencia a un centro médico.

Tratamiento para la mordedura de un gato

Atender una mordedura de gato con tratamientos caseros no siempre es la mejor idea. Por lo general, las heridas ocasionadas por estas mordeduras se perciben como mucho más inofensivas respecto a la de los perros, lo que deriva en que algunas personas no le den la importancia que se merecen.

En realidad, los colmillos de los gatos son más afilados y delgados, por lo que pueden llegar más profundo, hasta tal punto de que puede inyectar bacterias en las zonas más adecuadas para la proliferación de las mismas. Es decir, resulta más difícil limpiar la herida con agua, jabón y/o alcohol para su inmediata desinfección.

La recomendación es acudir siempre al médico nada más notar algunos de los síntomas antes señalados. Sobre todo cuando se presentan varios de ellos simultáneamente. Educar a tu gato correctamente ayudará a corregir y evitar que te muerda.

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